Éric Marváz es un reconocido fotógrafo,especilizado en fotografía erótica, impresor, novelista y editor de “Editorial Morvoz” es un gran placer tenerlo en la mini- entrevista de Sibaris.
¿Cómo comienzas a interesarte por la fotografía?
A la edad de ocho años, por cuestiones de que ya era el destino y contra él nadie puede, tuve un amigo que proyectaba películas en el cine “piojito” local. Entonces en el año de 1979 ya podía disfrutar de cine erótico europeo, admirar a determinadas mujeres (mayormente italianas y francesas) en ambientes oscuros y tan incitantes, además de paisajes y referencias visuales. El estar dentro de la cabina de proyección, aprendiendo a pegar cintas descompuestas, colocar carretes y maravillarme del mundo, me hicieron un eterno enamorado del arte de la luz. Lo demás ha sido cuestión de tiempo, práctica y pasión.
¿Qué aspectos tienes en cuenta en el momento de afrontar una sesión de fotografía de desnudo?
No pienso mucho en ello, cada uno somos particulares, la química entre modelos y fotógrafo no es algo que lleve un plan; es cuestión de ir tanteando el terreno, generar el ambiente, preparar, sensibilizar, jugar. Tratar de obtener un provecho de todos los elementos del lugar, estudiar la estética de los modelos, hacerles sentir confianza en su belleza personal. La conjunción de la seguridad en la profesión de uno y en la aceptación de ellos es que lo que determina una buena sesión.
¿En qué puntos reside básicamente la complejidad de una fotografía erótica?
Creo que en rebasar los límites del buen gusto, con esto no quiero decir que no puedan ser fotos explícitas, más bien hago referencia a la categoría del modo de mirar. Parecería ilógico pero la lujuria sí se nota en el resultado final. A mí me gusta mirar con respeto y admiración, quizá eso me dé el resultado de estar bien posicionado con mis modelos, clientes y público en general.
Dado el inicial pudor que puedan sentir algunas personas desnudas frente a la camara...
¿Hay algún truco, algo que tú suelas hacer para romper el hielo, para hacer sentir a gusto a los/las modelos y crear así un ambiente agradable y cercano para las sesiones?
Claro, siempre es necesario eso. Hacer breves referencias a la historia de la desnudez, de que es la condición más natural del ser humano, que estar encuerado es el momento más poderoso, quitarse las armaduras y luchar sólo con el honor propio. Por otra parte hacerles sentir seguros a medida que avanza la sesión, mostrarles un poco de cómo va quedando el trabajo, se relajan, beben una copa, fuman, charlamos. El hacer una sesión fotográfica nunca me ha parecido algo tan formal, pero tampoco hay que rebasar ningún límite.
¿Cuál es según tu criterio el mayor mito sobre la fotografía erótica que impide a la sociedad en general aceptarla más?
No es tanto como mito, más bien es que la gente no aprende a mirar; la sociedad, el gobierno y el clero no ayudan en nada. Nos inundan de imágenes trucadas, falsas y sumamente burdas; basta pasar por un puesto de periódico para encontrarte con las peores aberraciones acerca del erotismo y la compresión de la desnudez y el físico de los nacionales. Todo es el intento de que pensemos que no somos lo suficientemente bellos por nosotros mismos. Por lo tanto nos cuesta admirar una imagen que lleve más trabajo y contenido, es como la música, a la gente no le gusta pensar, prefiere los estribillos más bobos, le cuesta trabajo procesar frases complejas o melodías sin tambora. Así los programas de teve y todo lo demás.
¿Antes de disparar tienes claro cómo va a quedar esa fotografía o qué esperas conseguir de esa sesión?
Sí, antes de disparar tengo la perfecta consciencia de lo que llevará dentro ese cuadro. Jamás recorto mis fotos, las dejo como salen, los elementos incidentales que aparecen (desde un perro que se atravesó, la basura, los íconos religiosos, las plantas, el vaso, el cenicero sucio) lo he contemplado con anterioridad. Respecto a la sesión en general, establezco un parámetro de lo que quiero pero nunca es inamovible, no sabemos qué pueda pasar, si las condiciones de luz cambien, si algo se rompió y todos esos contratiempos que suelen aparecer. Prefiero ir preparado para todo, excepto para un mal trabajo.
¿En qué fotógrafos reconocidos te ves identificado o te inspiras a la hora de realizar tu trabajo?
Admiro a muchos, me inspiro más bien en determinadas escenas de películas, me fascina el séptimo arte. Estudié realización cinematográfica y me especialicé en iluminación (aunque no uso luces profesionales) y fotografía. Podría decirte que hay películas maravillosamente poéticas y sensuales que siempre recuerdo. A veces hago planes pero mayormente me dejo ir por la experimentación.
¿Qué proyecto personal te ha dado mayor satisfacción?
Uno en el que llevo más de cinco años planeando y que quizá alguna vez, tengo pendiente ese compromiso en Madrid, esté expuesto. El proyecto se llama “Non santo” y es la intervención de cuerpos femeninos con íconos religiosos en un puro afán de cagar a la iglesia… no es cierto, pero sí quiero denunciar el alto grado de misoginia presente en las religiones del mundo, como crecí bajo la católica, pues es con la que me ensaño.
¿Qué consejo darías a las personas que tienen la intención o fantasía de hacer una sesión de fotografía erótica pero aún no se animan?
Que el tiempo es un elemento finito, nada es para siempre, si de pronto nos detuvimos para fotografiarnos hace cinco años entonces es algo que ya no tenemos, que si no la haces ahora es algo que no tendrás tampoco dentro de otros cinco años o toda la vida. Hay momentos justos: como éste, la idea de congelar el tiempo en una imagen es preservar, volverla imperecedera, inmarcesible, para siempre. Cuando uno se arrepiente de algo que no hizo es como desaparecer de una parte de la vida.
Agradecemos a las modelos que forman parte de la portada en está entrevista ellas son:
Joh, Fabiola González, Kim Deal y Jess.
Éric Marváz
www.wix.com/ericmarvaz/lfotografia
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