Hace un año inicio la idea de un concurso de cuentos, que nos reuniera para conocer la visión de mujeres sobre el BDSM y el erotismo, el resultado fue más de 20 maravillosos cuentos que nos llevaron a imaginar escenarios lujuriosos, divertidos, misteriosos y sorprendentes, donde el poder, el dolor, la entrega y la complicidad tuvieron escenario.
Estoy sola en mi celda, recostada sobre la cama contemplando el techo. Visto con un camisón blanco tan sucio que se ve color gris. En una esquina hay una bacinica donde hago mis necesidades fisiológicas y que debo limpiar diariamente.
Hacia dos horas que en el mostrador de viejo bar había dejado las monedas por el café que había pedido, sentado en el banco de madera, las gafas oscuras apenas podían ocultar las lágrimas que se desbordaban por sus ojos, ya que en su corazón no cabían más.
Estoy contemplando mi reflejo en el espejo, he cambiado mucho desde la última vez que vi mi reflejo en este espejo, en el espejo que tiene mi abuelo en su casona, yo apenas era un niño de tal vez 10 o 11 años, por motivos de trabajo de mi padre tuvimos que irnos una temporada muy extensa al extranjero y los estudios terminaron por “amarrarme” más tiempo de lo esperado, ahora acabo de cumplir los 24 años y estoy de nuevo en la casona del abuelo.
Gabrielle es sin duda una chica privilegiada, nacida en el seno de una familia de rancio abolengo, al describirla llama la atención su tez blanca casi lechosa, sus ricos y apetitosos labios carnosos. Destaca su vientre plano y no dudaba en lucirlo.