Sonó el despertador como todos los días para ir a trabajar, menos hoy que Blanca lo pidió libre para poder encontrarse con Él, Darío, el hombre que había cambiado su vida.
Como cada vez que quedaba con Él su cuerpo saltó de la cama como un muelle, la sensación era como si le hubiesen inyectado adrenalina. Siempre que se encontraba con Darío el cuerpo de Blanca reaccionaba así. Se dirigió hacia la cocina y desayunó, luego se puso una solución para preparar su cuerpo, mientras hacía efecto hizo su cama. Una vez limpio su cuerpo por dentro se fue a la ducha, se puso debajo del telefonillo de agua disfrutando del chorro caliente, necesitaba relajar un poco esa tensión, empezó a enjabonarse, al pasar por sus pechos y rozar sus pezones notó un placer suave, no quería masturbarse pues a Su Señor Darío le gustan que fuese intacta. Pero no pudo remediarlo ansiaba y necesitaba ese desfogue, así que empezó a tocarse y apretarse los pechos pellizcándose los pezones que ya estaban duros, sin separar las manos de su piel las fue bajando hasta su sexo rozando el clítoris que ya estaba hinchado esperando esas caricias deseadas. Con una mano abrió sus labios y con la otra empezó a rozarlo, en intervalos se metía los dedos en ese hueco que chorreaba. Así estuvo unos minutos, los mismos dedos los pasó por encima de él, los abrió para que quedara entre los dos a modo de pinza. Empezó a apretarlo suavemente y darle estironcillos ya notaba esa tensión en su interior pidiéndole un poco más para llegar y así lo hizo, siguió con esos movimientos mientras se pellizcaba un pezón, su cuerpo explotó de placer un gemido salió de su boca y su cuerpo temblaba. Sabía que no debía de haberlo hecho... pero…ya estaba, así que se terminó de duchar. El día de antes se había depilado entera como a Él le gustaba, aunque a Blanca también le gustaba tenerlo así pues se sentía aún más desnuda, se arregló el pelo, se maquilló suavemente tan solo llevaba los labios rojos oscuros, le encantaba ese color, quería provocarle de nuevo disfrutaba con ello. Por eso su ritual era lo más aproximado a lo que Él le deseaba y pedía. Fue a su cuarto y empezó a vestirse, se puso ese vestido gris de punto que se acoplaba a su cuerpo como un guante marcando sus suaves líneas y sus pechos prominentes, se puso sus botas de tacón y unos pendientes se puso al cuello la anilla que le había regalado Su Señor la cual de momento la tapo con un pañuelo negro, guardó el consolador y el lubricante en el bolso, se puso su abrigo y se fue hacia su coche, llevar la anilla al cuello le daba una sensación de libertad que poca gente entendería sabía que esto iba a sacar loco a Darío. Salió hacia el lugar de encuentro, se bajó del coche y fue hacia el hotel, en ese momento le sonó el móvil, era Darío quería saber dónde estaba pues él ya había llegado al sitio, le contestó que ya estaba cerca. Blanca entro al vestíbulo del hotel y hay están El en el mostrador de recepción. Darío al escuchar la puerta se giró y le dedicó una sonrisa sus ojos brillaban al mirarla por el deseo que le provocaba esa mujer, se giró de nuevo para recoger las monedas que le había devuelto la recepcionista, cogió una bolsa grande y se fue hacia ella, la bolsa contenía una caja de madera, le dio un beso agarrándola por la cintura provocando que a Blanca le temblaran las piernas.
-Antes de subir necesito hablar contigo mientras nos tomamos un café, ¿de acuerdo pequeña? Fueron al bar del hotel y cuando se quedaron solos en la mesa.
-A ver Blanca, hoy vas a experimentar cosas nuevas va a haber alguien más con nosotros en la habitación, quiero sacar unas fotos de la sesión de hoy. Si después de las fotos no quieres que él se una a nuestro juego niegas y si no asientes. En la caja de madera llevo unas cámaras una de fotos y otra de grabar, más algún juguete,has entendido todo lo que te he dicho?
-Sí, Mi Señor
Y Darío le ofreció otra sonrisa.
-¡Así me gusta, mi pequeña!
Subieron a la habitación y le ordenó que se desnudara poco a poco mientras el observaba, y él se quitaba la camisa y el calzado con los calcetines dejándose desabrochado el botón del pantalón. Una vez estuvo desnuda se acercó a ella le cogió del pelo y se lo enrollo en la muñeca estirándole para que tirara su cabeza hacia atrás y así poder comerle el cuello, disfrutando de ver su anilla. Pellizco sus pezones y su mano bajo al sexo de Blanca para comprobar que ya estaba preparada como siempre, se acerco a su oreja y le susurró:-me encanta que siempre estés preparada para mí, pequeña. Ella soltó un gemido por el placer de su mano en su sexo y lo que le provocaba su timbre de voz. La llevo a la cama y le esposo las manos delante, le tapó con los ojos con el pañuelo y la colocó a cuatro patas en los tobillos le puso una barra espaciadora para que mientras jugará con su sexo no cerrará las piernas. Cuando termino hizo una llamada y sonó la puerta, abrió y entro Ivan , amigo íntimo de Darío, aunque Blanca no lo conocía. Ella se puso nerviosa pero intentó poner su mente en blanco y disfrutar de esa sensación nueva, que le estaba proporcionando Su Señor. Dario comenzó a acariciar el sexo de Blanca con sus dedos pellizcando su clítoris y metiéndole dos dedos, le sopló un poco y metió su lengua mientras la saboreaba le puso un dilatador anal Blanca gemía si poderlo remediar era completamente distinto no podía mover las piernas. Dario siguió jugando con un consolador así hasta que noto que ya estaba lo suficientemente excitada, en todo momento Ivan fue haciendo fotos de todo, Darío le preguntó si quería que se sumase al juego y Blanca asintió estaba muy excitada y quería más así que Ivan colocó la cámara de grabar y se desnudó uniéndose enseguida al juego, le quitaron la barra e Iván se sentó en una butaca Blanca guiada por Darío pues sus ojos seguían tapados y sus manos esposadas la sentó encima de él de forma que le introdujo todo su miembro se sentía maravillada por esa sensación pero cuando Darío la penetro por detrás se sentía completa llena y ese placer la saco loca ellos se movían acompasados y Blanca solo podía recibir, jugaron hasta correrse los tres .Ivan se levantó se fue al baño se vistió y se marchó ,acto seguido Darío le quitó la venda de los ojos y las esposas le beso la frente y la llevo al baño a la ducha. Se acerco a su oído y le dijo
-Gracias mi pequeña por saber satisfacerme, has traído mi regalo en tu cuello y te has entregado a mis fantasías como nunca lo habías hecho ahora solo quiero mimarte mi pequeña este es tu premio.
Autora: Ninfa de Abadon