En diciembre de 2015, comenzamos con este proyecto con la idea de divertimos y compartir la creatividad y forma en que viven las mujeres el BDSM, nunca imaginamos que tendríamos tan maravillosos resultados y más de 20 excelentes cuentos.
En este primer concurso, hubo pocas reglas, pero si se tenía el requisito de que en el relato se debería incluir de alguna manera al personaje de Yoss de la forma que las autoras quisieran (si fue un acto de vanidad, lo reconozco)
Fueron grandes momentos y excitantes lecturas, que no dudamos en lanzar Síbaris 2016, aprovechado toda esta experiencia y buscan hacer un concurso más cuidado.
En esta ocasión el cuento ganador fue “El vecino de enfrente” de Minou Lune
Les invito a leer y re-leer todos los relatos les aseguro que serán momentos exquisitos que les despertarán el deseo de ser parte de ellos.
Aquí estoy. La luna sube tranquilamente por el cielo y se respira intranquilidad en el aire bastante inusual para este época del año, así que se me hielan los huesos con esta blusa roja, los short vaqueros que se meten tanto es como si no llevara nada estoy sobre escombros estoy en una esquina y me siento totalmente expuesta, el juego continua
Había una vez en un lugar no tan lejano una joven y coqueta estudiante a la que le gustaba usar medias con liguero y linda ropa de encaje, Adrii ella anhelaba trabajar al lado del más grande editor de la más importante revista Lujuria y Perversión. Yoss, un hombre que con solo tomar papel y lápiz te hacia transportarte mágicamente a situaciones deliciosamente inesperadas.
Aquellas palabras de cierta locutora que tenía un programa cada viernes por la noche con los gustos de dolor, placer, etc. resonaban en mis pensamientos… “Eres lo que constantemente sueñas, fantaseas e imaginas, mientras te masturbas…”, y últimamente lo que imaginaba, fantaseaba, digería y bebía, era estar amarrada, en ser azotada, en estar en un potro, en un cepo o semicolgada de alguna viga deteniéndome solo con las puntas de los pies, mientras algún dildo o vibrador eran introducidos en mis cavidades intimas, uno a la vez o al mismo tiempo.
El atardecer se encargaba de seducir mis últimos pensamientos racionales, anunciando la llegada de mis instintos animales, la hora en que el jabalí en celo, el rugido del oso y la loba hambrienta se adueñaran de mí.