Estaba súper emocionada por ir a clases este primer dia. Mi primer dia en el Colegio eucaristico. Pese a ser un colegio de mujeres no era novedad que hubiese guapisimos profesores. Pero era muy bien sabido que había un director que aplicaba sesiones disciplinarias cuando había faltas fuertes.
Llego la noche y el Señor Yoss estaba un poco estresado por el trabajo, así que decidió salir al bosque a dar una vuelta para relajarse. No sé qué paso pero perdió la noción del tiempo y del espacio y sin él darse cuenta estaba en un camino desolado, empezó a preocuparse y a caminar cada vez más rápido hasta que de pronto encontró una cabaña muy bonita pero a la vez pequeña. Tocó la puerta con el ánimo de que alguien le diera ayuda. Salí yo, muy joven y linda, tenía una cara de princesa y su cabello era como el oro; estaba vestida con ropa transparente, ligueros, ropa interior muy sensual y diminuta, también tenía puesta una capa roja que dejaba ver el fuego que yo llevaba por dentro.
Mientras que con su suave mano tierna derecha tocaba su mejilla, ella ansiaba con desenfrenado anhelo que con su mano izquierda tomara su cuello con pasión. Rogaba que yoss quitara su sensual y atrevida lenceria que llevaba puesta por su mente pasaban miles de pensamientos atrevidos, los cuales queria poner en practica esa noche. Sin darse cuenta la chica, el tomo unas suaves cuerdas las cuales roso por su terciada piel, la cual se erizaba cada vez que yoss realizaba un nudo. Perfectamente amarrada la sensación y el placer era tanto que ella sentia que yoss tomaba posesión de su cuerpo, sus movimientos y su alma.
Era una tarde lluviosa en la ciudad, me encontraba encerrada en mi departamento sin poder salir, sólo veía por mi ventana como caían las gotas de lluvia y desde afuera entraba el olor a tierra mojada, eso me hizo recordar al olor que se respira en una mazmorra; me di la media vuelta y me dirigí a al sofá, di un sorbo a mi café que aún estaba caliente, tomé el libro Historia de O para continuar leyendo, me parecía fascinante la entrega, la lujuria y la sensualidad que se relataba en la historia, estaba tan sumergida en lo que estaba leyendo, que me empecé a excitar, sentí mi sexo mojado, mis mejillas calientes y mis labios doloridos debido a que los estaba mordiendo, estaba tan cachonda que decidí dejar la lectura y mejor masturbarme, toqué mis pechos, pellizque mis pezones y éstos reaccionaron al instante, deslicé mi mano por mi vientre para dirigir mis dedos a mi sexo húmedo y deseoso,