Una mañana calurosa descansábamos los tres a la orilla de la alberca ella ojos verdes juguetones me veían pidiendo la tocara, el imponente y obscuro me miraba diciendo tienes mi permiso.
Sin pensarlo mas me acerque a ella pasando mi dedo por su cuello su piel se erizo a mi contacto eso me excito la bese lenta mente jalando su cabello sin darme cuenta el estaba a nuestro lado con voz suave ordeno irnos al cuarto y quitarnos la ropa que dando solo con unas pequeñas tangas y en sostén al instante sentí ese dolor ya conocido en mis nalgas un azote de el al tiempo que decía dije todo sin decir nada nos desnudamos por completo, de un jalón la tiro a la cama y la amarro de pies y manos con otro azote me ordeno arrodillarme ato mis manos a la espalda me tomo del cabello y me llevo hasta la cama me puso la cara entre las piernas de ella no era necesario decir nada empece a pasar mi lengua por su vagina ya húmeda mientras ella gemía sin decir nada el introdujo un falo en mi culo grite de sorpresa y placer me acaricio el clítoris me retorcí quería mas, me dejo temblando y lamiendo la vagina de ella, se fue y metió su pene en la boca suplicante de ella que lo recibió con mucho placer lamiendo y chupando ansiosa pasaron varios minutos así hasta que el se paro me agarro saco el falo de mu culo me tumbo sobre ella yo la bese en su dulce boca mientras el me penetraba duro era algo delicioso el cogiéndome y yo besándola sentí el abandono de su pene cuando vi la cara de ella ahora era su turno la cogía duro mientras yo lamia su cuello sus pechos mordía la piel que tenia frente a mi la escuche gritar sentí su cuerpo temblar bajo el mio en un segundo sentí de nuevo azores en mis nalgas me ardía pero quería mas ese ardor me excitaba el jalo mi cabello para ponerme de rodillas ante el enseguida tome su pene húmedo aun de los fluidos de ella lo devore chupe fuerte mientras el me jalaba de el pelo para hacer mas profunda la embestida a mi boca ya deseaba sentir su orgasmos derramarse en mi boca al fin llego llenando mi boca con su delicioso orgasmo trague todo cada gota y el solo acaricio mi cabeza diciendo buena niña, yo quería calmar mi deseo quería que me cogiera o dejara que ella lo hiciera pero no fue así, con una sonrisa en ese rostro perverso me dijo pequeña ese es tu castigo por no saber obedecer.
Autora: Indi Sumi de Fabela