Miró de nueva cuenta su lista, ya había conseguido casi todo lo que necesitaba para la cena de navidad, quería ver qué era lo que faltaba, aunque lo tenía claro: las luces.
Las malditas luces rojas, llevaba 3 días buscando una serie de luces navideñas, quería que fueran unas especiales, no las típicas luces tradicionales, quería unas luces LED color rojo, no se quitaba de la cabeza imaginar su arbolito en medio de su sala blanca brillando en la oscuridad en fulgor carmesí.
Había encontrado series navideñas de todos los colores, tamaños, y tipos, pero parecía que efectivamente, las de color rojo que ella quería, estaban agotadas, ya había caminado toda la mañana buscándolas y se comenzaba a desesperar, así que había optado por estar viendo y comprado algunas otras cosas, había entrado a una tienda donde se vendía lencería, su mirada se había clavado en un maniquí color negro qué hacía resaltar aún más el rojo de un hermoso baby-doll, obsesionada con las luces rojas no le quitaba la mirada, técnicamente se había enamorado de él.
Revisó su cartera para ver cuánto dinero quedaba, calculo que podría dar un pequeño gusto y aun así comprar unas buenas luces para su árbol.
Minutos después salía de la tienda, se podía ver claramente en su rostro una mirada de auténtica felicidad, pero de nueva cuenta se acordó de las luces, tenía que encontrarlas ya, no podía adornar su arbolito si no le ponía primero las luces, camino todavía un par de horas, pudo encontrar muchas cosas, menos la bendita serie de luces rojas. Cansada, malhumorada y decepcionada optó por regresar a su casa, tendría que usar las mismas que el año pasado.
En el camino una nueva idea se le metió a la cabeza, le urgía llegar y probarse el baby-doll, un pensamiento fugas le pasó por la mente; si no encontraba las luces rojas ella misma adornaría el árbol con su nueva ropa, dicho pensamiento le sacó una sonrisa y cuando metió la llave en la puerta de su casa el pensamiento se había vuelto obsesivo.
Tan sólo entrar que quedó petrificada dejando caer una de las bolsas que traía en la mano, en medio de la sala, muy campante estaba su árbol de navidad ya adornado con esferas y moños colores rojos y dorados, pero sin luces de ningún tipo.
Inmediatamente se dio cuenta que él había llegado más temprano para poderla sorprender adornando el árbol justo como ella imaginaba… bueno, casi.
Tenía sentimientos encontrados, por una parte; estaba contenta de que él hubiera tenido ese detalle tan bonito porque sabía que a ella le encantaba la Navidad, por otro lado; ese pensamiento obsesivo de no haber conseguido las luces rojas la comenzaba a irritar sobremanera.
Recorrió los cuartos esperando encontrarle en alguno de ellos, pero no, no había rastros de que estuviera en la casa, tomó su celular y mandó un mensaje, cuando se dio cuenta que no le llegaban termino por marcarle, el teléfono sonó varias veces, inmediatamente la mandó a buzón, colgó sin dejarle mensaje.
Regreso a la cocina y comenzó a acomodar sus compras, justo en eso estaba cuando encontró en la mesa un postic en el cual reconoció su letra, la agarró y comenzó a leer, no pudo evitar empezar a humedecerse y sentir excitación cuando leyó las palabras trazadas en ella;
“Te voy a coger bien rico en la noche zorra, prepara todo porque te tengo una sorpresa”
Después de leer la nota un par de veces más acabo de acomodar las cosas y corrió a su cuarto a desvestirse, tenía que arreglarse y estar preparada para él, sonrío al sentirse afortunada de que su instinto le hubiera dicho que tenía que comprar el baby-doll, pero automáticamente la sonrisa se le borró al recordar las luces, ese pensamiento no la dejaba en paz.
Trato de dejarlo atrás y se metió a bañar, el efecto del agua en su cuerpo fue relajante, quería masturbarse, pero deseaba más que él la hiciera suya, así que se enfocó en terminar rápido.
Salió y se secó inmediatamente, se unto un poco de crema y con suma ansia se probó el baby-doll, se le veía fantástico, se dirigió al clóset y tomo una pequeña maleta, comenzó a acomodar el contenido sobre la cama, un par de floggers, unos látigos de varios tamaños, varios canes y paddles de todo tipo, un gag de bola color rojo, unos grilletes de metal, pinzas, un par de dildos, un vibrador de alta potencia, y un collar de cuero que combinaba con su lencería, conforme iba sacando las cosas sentía como en su entrepierna comenzaba una llamarada de pasión, empezaba a humedecerse y escurrir llena de deseo, los pezones empezaron a endurecerse causándole un sensación de doloroso placer.
Llevó todo hacia la mesita de la sala donde estaba el árbol, estaba dejandose llevar por esas sensaciones placenteras y perversas cuando volvió a acordarse de las luces navideñas rojas, instintivamente sacudió la cabeza para ver que sí se liberaba de la idea, pero no funcionó, se sentó con los brazos cruzados, esto se estaba ya trasformando en obsesión malsana.
Afortunadamente unos segundos después su teléfono empezó a vibrar, lo tomó y leyó el mensaje que le había llegado; llegaría en unos 5 minutos, eso le bastó para olvidarse de las luces y darse cuenta ya se había empezado a tocar, sonrió y retiro sus manos, ya no tardaría en que le dieran el gusto de llenarar su espalda de besos, sentir la punta de la lengua sobre pezones y posteriormente ser penetrada salvajemente por él.
En cuanto escuchó las llaves de la puerta se hinco frente a la mesa del centro con las manos sobre las rodillas y la mirada baja, sabía que la tanga ya estaba totalmente húmeda, sus mejillas se sonrojaron al pensar que en esos momentos ella ya olía a deseo y éxtasis y él ni siquiera aún la había tocado.
-Espero que te haya gustado tu sorpresa zorra- escucho decir en cuanto la vio obediente en la sala a lado del árbol, él tomo el collar que había sobre la mesa y cariñosamente, pero con firmeza lo puso en su cuello, ella noto la fuerte erección que él ya traía por debajo del pantalón, tenía ganas de bajarle el cierre, chuparle el miembro hasta que se vinieran en su boca, pero no le quedó más remedio que aguantar.
En cuanto el collar tuvo bien sujeto en su cuello le dio un fuerte tirón que casi la hizo caer, -No escuché tu respuesta mi puta, ¿te gustó tu sorpresa?- Ella con voz suave sólo atinó a decir; -Si mi señor, me encantó- el sonrió -Todavía te tengo un par de sorpresas más, espero que ya estés lo suficientemente caliente para nada más abrirte de piernas y penetrarte hasta el fondo- el escuchar esto causo un efecto embriagante en ella, sintió una fuerte contracción e inmediatamente se humedeció, su respiración ya se había hecho agitada, esperaba con ansias lo que él le iba a hacer.
Toscamente la tomó por el collar y la arrojó sobre el asiento boca abajo -Me gustó tu lencería, ¿la compraste para mí?- al escucharlo tuvo que reprimir un gemido casi orgásmico mientras de su boca salían las palabras; -Si mi señor, lo compré para que usted lo disfrutara, espero le guste- él acarició suavemente sus nalgas, -Me encanta- dijo y rápidamente lanzó una fuerte nalgada que retumbó en todo el cuarto, esto hizo que todavía se mojara aún más, si seguía así empezaría a gotear de un momento a otro.
El prosiguió azotándola rítmicamente, primero suave y después con más fuerza y rapidez, ella ya no sabía qué hacer con sus manos, quería aferrarse a algo, la sensación era tan intensa que ya no sabía si las lágrimas que resbalaban sobre sus mejillas eran de dolor o de placer.
A esto le siguió que el usara los floggers sobre su espalda y sus nalgas, golpeándole suavemente y momentos después a subir la fuerza e intensidad, a ella ya le era imposible reprimir sus gemidos, sabía que en algún momento se convertirían en pequeños gritos de éxtasis, quería voltear para rogarle que la hiciera suya, que la penetrara hasta el fondo, ya sentía el calor en sus nalgas y en su espalda, su clítoris pulsaba salvajemente y en sus pezones estaban totalmente erectos, su respiración era ya tan agitada que le faltaba el aire.
La agarró del cabello e hizo que se girara, ella ya no aguanto el impulso y comenzó desabrochar el pantalón para liberar su pene, este se mantenía sumamente erecto y ya se podía ver el líquido perlado que salía de la cabeza, se lo acercó a los labios y comenzó a lamerlo lentamente antes de metérselo de lleno a la boca y comenzar a mamárselo con más ímpetu al escucharlo dar suspiros de placer, le gustaba el sabor agridulce de su semen, la tomo por la cabeza guiándola para que chupara cada vez más provocándole arcadas , pero no quería detenerse, deseaba que se derramara en su boca, pero después de unos instantes él la separo.
La miro unos momentos y sonrió maquiavélicamente antes de sacar de su pantalón un antifaz poniéndoselo, le ordeno pararse con los brazos y las piernas separadas, por un momento pensó que le iba a poner grilletes pero notó que se estaba tardando, comenzó a pensar que más bien la ataría con algunas cuerdas nuevas que hubiera comprado, después de unos minutos empiezo a sentir la sensación que algo le rodeaba primero de las muñecas y bajaba sobre sus brazos hasta sus hombros y de ahí sobre sus senos, los cuales el aprovechó para besar y chuparlos, prosiguió a darle vueltas sobre su vientre y cruzar sobre su cadera pasábando sobre sus nalgas hacia el clítoris, también ahí se detuvo unos momentos a rozarle el clítoris con los dedos y siguió comenzando a enredarlo sobre sus piernas, trató de descifrar primero que era esa sensación, no era cuerda, más bien era como un cable lleno de protuberancias, pero la sensación de sentir las manos de su amado la llenaba de éxtasis, comenzaba ya a sentir como resbalaban sus fluidos por sus muslos, cuando termino escucho como caminaba hacia el fondo de la sala, momentos después sintió pequeños brotes de calor en todo su cuerpo con lo que le había puesto, se acercó nuevamente a ella y la hizo caminar hacia dónde había un enorme espejo de cuerpo completo.
Una vez ahí, le retiro el antifaz y pudo ver por fin qué era lo que le había amarrado en todo el cuerpo, casi suelta un grito de alegría al ver que sobre su desnuda piel y haciendo juego con su baby-doll se encendían y apagaban una serie de lucecitas rojas a un ritmo acompasado, -Sabia que estabas buscando una y no la encontrabas- le dijo, ella estaba a punto de contestar cuando la inclinó sobre la mesa, hizo a un lado la pequeña tanga y la penetro sin esfuerzo alguno por lo húmeda que ya estaba, comenzaron a moverse rítmicamente mientras él buscaba con las manos sus pezones y empezaba a apretar, ella se abandonó a la sensación de sentir como su pene se abría camino en su vagina y como sus testículos chocaban con sus nalgas, ella gemía con cada embiste, en dos ocasiones estuvo a punto de venirse pero hice el esfuerzo para no hacerlo, quería venirse al mismo tiempo que él.
Se dejo ir cuando sintió como el estallaba dentro de ella inundándola en un tremendo y húmedo orgasmo que la hizo perderse de esta realidad durante unos minutos, se dejaron caer el asiento para que pudieran recuperase unos momentos.
Sabía que apenas la noche estaba comenzando y que está estaría llena de sensaciones de dolor, placer y orgasmos, pero cuando acabaran ella aun tendría la satisfacción de poder por fin adornar su árbol de navidad con sus hermosas luces rojas.
Por: Axel Antonio Andrade Almanza