Todo al paso de aquellas fracciones de luz que el amanecer dejaba a su paso, no hacían más que reflejar el caos que era aquella habitación en esos momentos, era como si una gran batalla se hubiera llevado acabo ahí, los cristales estaban rotos, cientos de esferas rotas en toda la alfombra, todo estaba desordenado no había duda... “Un huracán había pasado por ahí”
Era un viernes cualquiera, como uno de esos 49 que se fueron consumiendo a lo lardo del año, ir a trabajar, ser un poco huraña considerando que es viernes y en la oficina no hay mucho por hacer, salvo poder estar al pendiente de Él, el Dueño de mi sumisión y ver si soy lo suficientemente hábil y persuasiva de convencerlo de que haga uso de su propiedad en su trabajo, pero quizás sea uno de esos muchos viernes en lo que yo estoy ahí lista y El sumergido e inundado de trabajo, así que créanme que cuando digo que tengo mala suerte no bromeo. Hoy fue uno de esos viernes que se hacen largos y cuentas los minutos para que la jornada termine, me había prometido a mí misma que este año sería distinto, después de casi 5 años de no festejar la navidad, este año quise ser diferente y poder poner inundarme del espíritu navideño que comienza a respirarse por todos lados, y la mejor idea era un arbolito aunque fuera uno pequeño, esa tarde era mi momento de materializar esa promesa, como mi Amo siempre suele decir ¿Qué es lo peor que puede pasar muñeca?, obvio mi imaginación voló a que se me incendiara el arbolito mientras durmiera.
No sé cómo sean las calles de sus ciudades, pero en las calles de esta ciudad colonial son un caos, es un mar de gente el que transita por las calles tan pequeñitas, pero debo decir que ha sido una tarde exitosa, y llevo conmigo un precioso árbol de esos armables, unas cuantas series de luces, esferas de un bello color dorado y otras más en un todo plateado, dentro de todo esto, quiero poder sorprender a mi Amo con mi árbol navideño, no es que Él sea el mayor amante de estas fechas, pero me gusta pensar que le agrada que yo intente llevar una vida de esas que la gran mayoría considera normal.
A lo largo de los días siempre realizo varios intentos de seducción hacia mi Amo, no siempre son exitosos, pero bueno dicen que no hay peor lucha que la que no se hace, así que el armando el arbolito puede ser una gran oportunidad, es por ello que algunas ideas surgirían para poder exhibirme ante mi Dueño, fue fácil poder enfundarme en ese liguero que sabía que le encantaba, me gusta tanto poder vestirme para Él, poder deslizar las medias por mis piernas, ajustar el liguero, y deslizar esa tanga de hilo que sé que le gusta un montón, y un bonito sostén a juego, así es como estaré en todo el tiempo que me tome armar el arbolito y en lo que coqueteo con mi Señor, después de estar observando el instructivo de como armar el árbol más convencida estaba que hubiera sido una grandiosa idea el comprar el del aparador, aunado a todo eso, me sentía muy excitada ante la idea de estar en esa situación, haciendo algo diferente pero vestida y en la espera de ser usada por mi Dueño, habían pasado unas horas y al fin tenia armado el árbol que fue lo más difícil, no podía ya más con la excitación, la tanga de hilo había hecho su trabajo rosando mi entrepierna, dejando sobrexcitado mi clítoris, sinceramente ya no quería ni moverme, me hacía falta el orgasmo que tenía en mente en mi cabeza desde que inicio mi día.
El sonido del timbre de la puerta, me ayudo a regresar a la realidad no sabía si los adornos del árbol habían quedado bien, al abrir la puerta me quede sin aliento al sentir como la mano de mi Amo se adueñaba de mi cuello y me comía la boca con uno de esos besos que me desarman, podía sentir su lengua hurgando en cada rincón de mi boca y mis piernas comenzaban a temblarme con me soltó –Al piso pƱta- ordeno en un rugido, Dios Él estaba aquí, fue tan fácil dejarme caer en rodillas y estar en espera, él tenía ese poder en m, simplemente mi cuerpo reaccionaba ante su Dueño, dejaba de ser mío para estar en alerta a sus deseos, mi corazón casi quería salirse de mi pecho, mi sentido del oído se agudizo al no poder verlo, lo escuchaba recorrer la estancia, estaba casi segura que hasta podía escucharlo respirar –¿Qué tenemos aquí? Mi pequeña zʘrra se ha puesto navideña- estaba casi segura que había sonreído y eso me hizo sentirme orgullosa, -¡Vaya! ¡Vaya! Te has vestido para mí- dijo caminando hacia mí, sin perder detalle de mí, ahí arrodillada en espera de alguna orden de su parte, se detuvo justo en frente de mí y deslizo uno de sus pies entre mis piernas frotando mi entre pierna, no puede evitar soltar un gemido, está más excitada que nunca y la humedad avanzaba y se deslizaba fuera mi –Al parecer alguien está en celo- dijo mientras alcanzaba a ver como la punta de su zapato estaba mojado con mi mieles, eso no hizo más que aumentar el dolor en mi clítoris ya adolorido, un orgasmo me vendría bien en ese momento. –Solo quiero las medias- dijo mientras se quitaba la chaqueta y me dejaba ver sus brazo, hice todo lo más rápido que pude, me deshice del sostén que tenía, me quite el hilo, y ahí estaba yo, casi desnuda, deseosa y anhelante, algo me decía que el orgasmo que deseaba tardaría en llegar.
Me miro de arriba abajo acercándose a mí me agarro las nalgas, tomo mis pechos en sus manos, los apretó un poco y después llego a donde me lo temía, mis pezones, -Bonitos piercings, y lo muy útiles que son- dijo al mismo tiempo que los apretaba y jalaba con ellos, un sonido escapo de mi boca, esa combinación entre un gemido de placer y de dolor, ahora con los piercings mis pezones eran más sensibles, solo en cada extremo de los piercings una esfera, me estremecí un poco, eran de cristal, estaban frías y mi cuerpo ardiente de deseo, -De rodillas- ordeno mientras se desabrochaba el pantalón, Él sabe cómo me gusta poder saborearlo con mi boca, y sobre todo beberme todo lo que él me permita poder extraer, -Derechita debes estar, por cada esfera que se rompa será lo que tardes en tener el orgasmo que sé que deseas desde que llegue, así que, a trabajar señorita que quiero sentir la humedad de tu orificio en mi v€rga ahora- intente moverme despacio para procurar que ninguna esfera se cayera, pero no lo logre, Él me embistió duramente hasta la garganta que no pude evitar que de mis ojos botaran unas lágrimas, no me lo ponía fácil de vez en cuando frotaba su zapato en mi entrepierna, es ahí donde pensaba que era un malvado, para ese momento Él ya sabía lo adolorido que estaba mi clítoris, sentí cierta frustración al ver que las esferas se me cayeron y se rompieron en pedacitos, dejo de follarme la boca para poder colocar otras esferas, me ordeno ponerme de pie me giro y justamente en frente del arbolito me penetro con fuerza mientras tensaba fuertemente mi cabellera en su puño, yo me sostenía lo más fuerte que pudiera del árbol, comenzaba a sentir cierto dolor, las ramas estaban rosando mi pecho ocasionando ciertos rasguños en el algunas esferas caían del árbol mientras yo rogaba que no fueran las de mis pechos, pero no corrí con suerte, dejo de follarme para proceder a azotarme. –Vamos a darle color a ese bello cƱlo que tienes- dijo mientras se despojaba de toda su ropa y me colocaba para que apoyara con las palmas en la pared de puntillas, de nueva cuenta coloco las esferas en mi pecho, conforme el color carmesí comenzaba aparecer en mí, mi entrepierna escurría y yo por dentro me estremecía, el dolor y escozor comenzaban a ser más notorios, con forme los azotes seguían yo podía sentir como el cƱlo me ardía, al parar los azotes tiro de mi cabello para obligarme a verle, y me beso, su mirada era oscura, oscura por el deseo, eso no hacía más que provocar el mío, repartió mordidas por todas partes de mi cuerpo, pero yo ya comenzaba a gimotear, ya no aguantaba el dolor de mi entrepierna, necesitaba la liberación del orgasmo, vi como el camino y se sentó en el sofá, -Ven súbete y mi y muéstrame como buscas llegar al orgasmo- acudí con prisa y deje que el orificio de mi entrepierna se llenara con su v€rga firme y palpitante, no pude evitar gemir al sentirla muy dentro de mí, el cƱlo me ardía pero eso no importaba, -¡Ey! ¡Ey! Más despacio que quiero poder disfrutar como brincan tus senos- me dijo mientras jalaba con fuerza mi cabello obligándome a ir más despacio, no pude evitar renegar. –Sin berrinches- dijo mientras pellizcaba y tiraba con fuerza de mis pezones, yo estaba muy cerca de poder alcanzarlo y sabía que Él estaba muy cerca de llegar también ya que había aumentado la velocidad de las embestidas y lo sentía palpitar en mi interior, -Mírame, quiero ver tu rostro cuando explotes- dijo mientras sujetaba con fuerza mi cara y eso basto para dejarme ir y gemir fuertemente en su boca mientras Él me llenaba por dentro, entre la convulsión de mi propio orgasmo no puede evitar arrodillarme y poder lamer y sacar más de su esencia de esa v€rga que aun palpitaba y con otra embestida lleno mi garganta de esa leche tibia para esta gata que se aferraba y succionaba a su miembro.
El olor a café me despertó, dormir con Él siempre era de otro mundo, no podía creer lo que había pasado en mi estancia la noche anterior, aquellas fracciones de luz que comenzaban a llenar la habitación no hacían más que dejar ver la perversión que se había vivido ahí, al parecer no había sobrevivido ninguna esfera, la alfombra estaba llena de cristales rotos, el cuerpo me dolía, era un arcoíris, lleno de color, de vida, y por su puesto de la Doma de mi dueño, mirándome en el espejo los moretones y rasguños que tenía alcance a ver que debajo de un mueble había sobrevivido una esfera, corrí por ella cuando mi Amo entro a la estancia –¡Vaya un huracán paso por aquí- dijo mientras daba un vistazo a la habitación, detuvo su vista en mi cuando le mostraba la esfera, -Pero si serás pƱta- dijo sonriendo maliosamente mientras se le oscurecía la mirada y se acercaba a mí, -Ayer me falto un orificio por tomar- dijo mientras se acariciaba lentamente la erección que comenzaba a crecer, sin pensarlo me gire y yo misma me separe las nalgas para exhibirle el oficio que le había faltado, una vez que me penetro sujeto con fuerza mi cabello para obligarme a arquearme y que pudiera llegar a mi oído y susurrar –Olvide mencionar, Bonita decoración navideña mi muñeca- yo solo pude sonreír.
Por: Muñeca {DS