Han pasado ya tres años cuatro meses que Draco y Acatus iniciaron su relación y en este diciembre tuvieron un maravilloso festejo de Navidad, por estar juntos, más unidos, más maduros, con plena libertad de disfrutar de sus gustos perversos cómo Amo y sumisa.
Draco le dió instrucciones a Acatus de tener listos los juguetes que en ese tiempo han adquirido para disfrutar de sus perversiones y que se arreglara tal y como a él le gusta, ella emocionada se puso un bodi de red con las nalgas y entrepierna libre que ya destilaba sabía de deseo y lujuria, los senos cubiertos pero donde se aprecian sus pezones erectos, y un moño rojo que le da ese toque sexi y sensual, zapatillas de tacón alto, cabello de lado atado con una liga roja, escuchó sus pasos y ella adoptó la posición de humildad, con el culo levantado las manos estiradas al frente y su rostro al piso, lentamente Draco con paso firme se acercó observando a esa mujer sensual que despertaba sus más bajas pasiones, de pie frente a su sumisa entregada y dispuesta para él, la hizo estremecer, a ella de emoción de saberse suya y en ese lugar de privilegio a sus pies, él se puso tras de ella y tocó su cueva de fuego, destilando lava ardiente, caliente que a él lo tenía excitado y duro, le dió una nalgada que ella disfrutó, le dijo que levantará el rostro y ambos en su mirada mostraban esa lujuria que los unía le coloco un antifaz, estaba lista para ser usada, pero Draco no tenía prisa, con calma sus caricias perversas la hacían desear complacerlo en todo lo que él quisiera, así con su cinturón, con la mano le dio varios azotes no por castigo sino por el placer de avivar más el fuego, a ella le encanta sentir esos azotes que enrojecen y calientan sus nalgas, se puso sobre de ella y mordió su espalda, ella gime de placer adora sentir sus dientes en su piel ese ardor y dolor la excitan y a él le fascina saborear la suavidad de su piel, bajo lentamente hasta sus nalgas y le dio otras mordidas que a ella más la hicieron destilar hilos de lujuria, sus gemidos son notas de música perversa para Draco, le dijo para el culo perra y de un golpe la embistió y su falo dentro de la vagina de ella tan caliente, húmeda y apretada es un taladro potente y lascivo que hace que sus jadeos sean la muestra de lo mucho que ella lo enciende por ser toda una puta, la puso de rodillas y le ofreció su verga en la boca, ella con gran emoción metió ese trozo duro y caliente en su boca, succionó, mamó, acarició con su lengua y la metió hasta su garganta eres una puta exclamó su Amo, el tomándola del pelo controló el movimiento y profundidad Draco estaba excitado como una fiera por destrozar todos y cada uno de los hoyos estrechos y deliciosos de su sumisa, tomó su cola de zorra con un plug y se lo colocó en el culo, ella gimió de placer y su sonrisa era evidente mostraba felicidad de ser la mejor puta para él, así una vez más la penetró, con salvaje pasión ella jadeaba al igual que él, ambos estaban disfrutando, Draco le dijo eres toda una perra en celo, ella estaba a punto de tener un orgasmo y el sintió como se estremeció y vibro lo apretó más y eso a él le fascina la dejo tener ese delicioso orgasmo y después la pudo de pie tomo las cuerdas le ató los brazos hacia atrás y la siguió embistiendo pero ahora por el culo que estaba caliente y tan excitada que permitió atravesarla con ese falo de acero ambos perlados de sudor y calientes eran León y leona en celo, le ordenó que mientras la penetraba por el cumo ella se masturbara el clítoris y que tenía permiso para llegar al orgasmo, obediente lo hizo mojada y excitada como estaba llegó al orgasmo eso causó apretar el esfínter y Draco destilo su elixhir dentro de ella estaban fusionados y disfrutando de ese delicioso momento, poco a poco salió de ella la abrazo la beso y le dijo eres toda una puta, mi puta.
Ahí no termino todo, ella fue decorada con cera sus senos, sus piernas su vientre, su espalda, experimentaron esa deliciosa sensación que la hacían estremecer pero de placer y él disfruta mucho de verla transformada en una mujer perversa y dispuesta siempre para él, lo más hermoso que él ha tenido de una mujer su sumisa se lo ha dado.
Esa deliciosa noche de diciembre en la que reafirmaron que son uno solo, que su relación es plena y sublime, y que no hay mejor regalo que su presencia, su entrega, su amor, y la convicción de ser quienes son, Amo y sumisa, libres de tabúes y perjuicios, entre abrazos, besos y caricias perversas, tiernas y amorosas ellos son el mejor regalo mutuo de Navidad, una Navidad perversa, sublime, intensa e inolvidable.
Por: Kymmy