En una cena de navidad repleta de hombres y mujeres bien vestidos, la sorpresa al fin había llegado, Dann el anfitrión había prometido que aquella sorpresa dejaría impactado a cada uno de ellos, mientras él decía que ellas podrían ser lo que su imaginación les diera.
Las grandes puertas se abrirán tras de él, por aquellas alfombras rojas entraba un hombre de cada puerta con una correa en la mano y tras de él, "mascotas" de todo tipo pequeñas, altas, rubias, castañas, pelirojas, pero cada una de ellas con cierto atractivo.
Matt eligió aquella que más necia se veía , una pelirroja de ojos hermosos, piel como la nieve, en sus ojos podía distinguirse su necedad, cuando su mano tocó su cabeza por primera vez mientras la sostenía de su collar, sus ojos se dejaron ver de manera dócil, algo que ni siquiera ella entendía en su ser,la noche terminó, él había obtenido su nueva mascota y finalmente la llevó con él a casa, ella un tanto necia no obedecía del todo, el la trataba muy bien la alimentaba, la bañaba, limpiaba su suciedad de perra.
Habíamos sido invitados a una pequeña reunión navideña. Sería la primera vez que conviviría con algunos de sus amigos. Me gustaba la idea de conocerlos, pero, sobre todo, me parecía la oportunidad ideal para ver otro lado de Claudio.
Llevaba días pensando en mi arreglo para la fiesta y llegado el momento me tomé horas para hacerlo; no podía concentrarme en otra cosa. Me bañé con toda calma y me mantuve bajo el agua caliente fantaseando: imaginaba nuestra llegada, los diálogos que sostendríamos durante la velada, las opiniones que tendrían de mí esas personas que dentro de poco dejarían de ser desconocidos. Me ensombrecí los ojos con los tonos obscuros que sé que resaltan su claridad y delineé mis labios color rojo sangre. Llevé el cabello suelto acomodado al natural.
Erase una vez, dos amigas a paseo por Madero, dulcemente joviales admiraban el decorado de la ciudad, bebían ponche caliente disfrutando su paseo...
“Se busca chica para practicar”
Ingeniosa Fernanda convenció a Michelle de asistir al lugar señalado en aquel folleto con no más, que la frase, un número de whatsap y el dibujo de una mujer atada.
Conocerás al Krampus.-Dijo Fernanda sonriendo, como si supiera de sobra quien era.
¿Que es un Krampus?- pregunto Michelle.
-Un Demonio que castiga a los niños malos en Navidad.
Ingenioso para un día de vacaciones, ir al centro en visperas de Navidad a conocer al señor Diablo, Fernanda esta loca, pensaba Michelle mientras entraban a la dirección señalada.
Era una locura, pero necesitaba hacerla.
Necesitaba salir de la asfixiante atmósfera que me rodeaba en el día a día, cierre de año en la empresa, los regalos, los preparativos de las cenas con amigos y la familia... Y allí llegó ese momento de lúcida locura.
Tres días ,antes de Navidad, sólo, hotel 5 estrellas en la montaña , nieve, esquí, spa, masajes, buenos restaurantes... me lo merecía, sin más.
Y allí estaba, día 21 de diciembre en una antigua estación de trenes de 1900 reconvertida en un hotel de lujo, mármol, estatuas, una gran lámpara que llenaba el hall principal, todo era perfecto todo estaba puesto en su lugar y enseguida me di cuenta de qué iba a recibir una atención constante por parte del personal del hotel. Me acompañaron a mi habitación...chimenea , jacuzzi ,cama con dintel, vigas de madera descubiertas, columnas... nunca había visto nada así
Me asomé por la ventana , montaña y vi lo que quería, subir a esquiar .
Rakesha era la kajira más hermosa de la tribu de los guerreros del este de Gor, era una mujer de 1.70 de altura, con unas piernas largas y perfectamente torneadas, sus pechos eran bastantes grandes y sus caderas lo suficiente redondeadas para seducir a cualquier persona que se pusiera en su camino, su tez era blanca, un blanco tan lechoso que se le veía piel de porcelana, sus mejillas siempre estaban sonrojadas, lo que hacía que tuviera un toque de ternura he infantilismo en su rostro, sus ojos eran grandes negros y expresivos, su nariz respingada y perfectamente proporcional al rostro, su melena era ondulada, color negro y le llegaba hasta la cintura, tenía la gracia de un jaguar al caminar, se veía ágil, intrépida y con una sensualidad natural.