Hace varios años el Antropólogo Xavier Lizárraga y Guillermo Juárez, presentaran un modelo teórico para entender las formas en que las personas enfrenta el peso social ante su preferencia sexo-erótica. Este modelo conocido como sociodistonia me parece muy útil para reflexionar sobre cómo vivimos el BDSM de cara a lo público.
Podemos decir que existen 4 posibilidades (con sus matices intermedios) para expresar nuestro gusto por el BDSM.
Sociodistonia introyectada – Ser refiere a las personas que descubren su placer D/s pero que por falta o errónea información y prejuicios la experimentan con gran pesar y desean que sea algo pasajero o de lo que se puedan curar.
Sociodistonia vergonzante – Son hombre y mujeres que saben que el BDSM no es una enfermedad, pero sus principios están en contradicción con su práctica, aun que pueden tener encuentros D/s, prefieren ocultarlo por temor a la crítica y no suelen ser capaces de hacer un defensa de sus placeres ante los cuestionamientos de otros.
Sociodistonia estratégico-personal – Estas personas, reconocen y aceptan positivamente sus gustos por el BDSM, han aprendido de ello, se reúnen y participan con otros practicantes abiertamente, pero por diversas razón que no tienen que ver con culpa o vergüenza, han establecido límites de donde, como y con quienes compartir sus experiencias
Sociodistonia Sexo-política – Son quienes se reconocen y hace explicita su práctica BDSM de manera pública, pero no como una forma exhibicionista si no para incidir en el reconocimiento y aceptación social del BDSM, informado y formando a quien desea ser practicante.
Estas categorías no califican a las personas ni establecen mayor valía de unas sobre otras, solo pretende evidenciar el peso social (aceptado o no por los practicantes) y el potencial de las personas por sobre-ponerse y trascenderlo.
También nos invita a ser más empáticos, y entender que las decisiones con que cada uno rige sus vidas BDSM, no es tan simple como publicar o no una foto, tiene que ver con su historia de vida, su contexto actual, y así como puede ser muy plausible que alguien de la cara en televisión para hablar de D/s, lo mismo para quienes a través de un perfil alterno logra disfrutan sin culpa, de ser Dominante o de someterse.
Finalmente pienso que si deseamos contribuir a quien lo vive con culpa o vergüenza, no basta con decir mil veces que el BDSM no es algo malo, es más contunde ser ejemplo de lo bien que se lo puede pasar uno y sin conflictos, desde las muchas formas que se tiene para no claudicar ante la moral social.