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Sin duda es el “pecado” más polémico, pues ha salido del campo moral al de la salud, que comer, cuanto, cuando son lo carcelero del deleite, pero también la piedra angular del consumo moderno, y que puedo decir yo, pecador sibarita tercermundista, y tú…

¿Qué tan glot@n eres?

Manteniendo el objetivo de este ejercicio, digamos en un sentido amplio, que la gula, es el deseo intenso por consumir más de lo necesario, para satisfacer una necesidad dada, y si no lo limitamos solo a los alimentos la reflexión se pone más interesante.

La gula puede ser un problema, no por el consumo, si no por lo que hacemos por ella y lo que su exceso nos provoca, así el querer tener muchos contactos, muchos likes, sería un ejemplo de gula de reconocimiento social y que rara vez da la sensación de estar satisfecha, para algunos es casi doloroso no tener manitas arriba cada día… más fotos, menos ropa, más atrevido es el alimento de los glotones

La tentación de algunos Dom´s por tener más contactos, sesiones, y sumisas no es poco común, y como en los romanos, que comían mucho, luego se vomitaban y se volvía a sentar a comer, es similar a las intensas relaciones D/s… de una semana.

Quererse poseer todo, experimentar todo, sentirlo todo y a todos, no, nos han preparado para tener la templanza de gozar cada bocado, de ir despacio, de quedarse con un poco de hambre para ansiar un nuevo momento de disfrute.

No podemos dejar de mencionar el costo de la gula en el cuerpo y en las capacidades físicas, pues más allá de las convicciones personales sobre el peso y la figura, es un hecho que excederse cotidianamente en los alimentos generará problemas de salud, puede limitar las capacidades amatorias y en la mayoría de casos dañar la autoestima de las personas, de ahí que el autocontrol en la alimentacion palabra clave en el BDSM, es crucial en este tema.

El buen comer, beber, el extasiarse en los detalles y los sabores, el procurarse lo mejor al alcance y el no limitarse en un placer, puede ser resultado de una alta autoestima, el merecido premio al esfuerzo; más aún, estoy de acuerdo con Isabel Allender cuando dice que la glotonería es un camino recto hacia la lujuria, por eso es tan seductora y vale la pena cultivar el gozo de lo sensorial, rebasar los límites, atreverse a probar un poco más, extasiarse al desmayo, manteniendo la tranquilidad de que después se podrá cubrir la cuenta, sin perder la sonrisa y alegría de haberlos vivido.

Por mi parte debo confesar, que sin duda este es uno de mis pecados más comunes.

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