Tener o no tener esencia ese es el dilema, o bueno no, pero si quieres iniciar un debate basta preguntar si esta existe.
Mi respuesta es un indudable ¡Si!, y vale entender que es una esencia, podemos decir que son un conjunto de características permanentes o con muy poca variación que distinguen un “algo” de los otros y cuya perdida implica dejar de ser; y dado que justo trata del tema de “ser” o “no ser” es un eje de la filosofía nada trivial. Otra acepción de esencia se refiere al extracto de puro de una de esas características, como lo serían los componentes aromáticos de una rosa.
Y si seguimos hilando con las rosas, se requieren kilos de rosas, macerarlas, procesarlas, destilarlas para obtener apenas un poco de esencia aromática, lo que implica que esto que parece tan importante es a la vez algo que se presenta en muy poca cantidad, casi imperceptible hasta que no se manifiesta en un conjunto.
Así la esencia no se refiere a lo que la gente hace, declara, o está de moda, tampoco a lo que estereotipadamente defiende la vieja, la nueva o la postmoderna escuelas BDSM, es apenas una pequeña parte de cada uno, un sentimiento y convicción de que “soy así”, no de que soy Dominante o sumiso, si no de que soy alguien que vibra, que se emociona de una forma tan especial, intensa e incomparable con otros placeres ante una situación de controlar o sentirse sometido, las formas se verán después, es el hecho de saber que no importa donde despierte mañana seguiré sintiendo lo mismo.
Creo que mucha gente puede disfrutar intensa y honestamente de las practicas BDSM, pero que si en algún momento tiene que dejarlo lo hará sin mayor pesar y será un capítulo cerrado en su historia, eso no tiene nada de malo, seudo, inmoral, ilegal o engorda, pero no comprenderá ese sentimiento de vacío, de necesidad, tristeza de otros ante su falta, de estos que tiene la esencia BDSM en su ser.
No digo que tener esencia de atributos de calidad, solo habla de una condición de la persona junto con sus otros gustos, pero es posible que en estas personas encontremos mayor compromiso, deseo de aprender y valorar una relación D/s (solo posible, porque hay otros factores que influyen en las conductas de las personas)
En mi caso, si puedo decir tener ese algo que me conecta con ejercer el control para mi placer, no es por los juguetes que tengo o a donde voy, es porque pienso, vibro con sus señales, porque me impulsa a hacer cosas y a mantenerme en la escena pese a los altibajos y puedo distinguirlo de mis sentimientos de contrariedad y enojo ante la violencia y el abuso.
Así pues, creo que no todos tienen la esencia BDSM pero tampoco es que se deba tener para practicar el D/s, nadie puede decir a otro si la tiene o no, no lo hace mejor practicante ni más digno, no garantiza nada, pero si da una claridad, una vivencia profundamente personal de saberse que se “es”.
Finalmente, la metáfora del perfume BDSM tiene dos elementos, uno evidentemente sobre su falacia ya que uno puede usar perfume de rosas, pero eso no la hace a quien lo usa una rosa, solo aparenta oler a una. La segunda es justo sobre el valor de esa pequeña parte de las rosas, por las que la gente está dispuesta a pagar mucho y que no está en su color o en su forma, si no en su interior.